20.2.15

Glory days







Es curioso como el tono pesado de la melodía que escuchaba hace 25 años evoca un déjà vu del pasado y la identificación con el presente de los que viven anclados en los glory days. Los que se agarran a la marca y mantienen las rutinas de juventud de cuando eran cool -antes wais (1)- y eso funcionaba.

El problema es que con el paso del tiempo en el cada uno se abre a un rico abanico de intereses, en la amplitud y cambio permanente de proyectos y entornos,  sus logros vitales en confrontación con la evolución y el tiempo son años frustrados y proyectos caducos, por lo que se agarran férreamente a la defensa de sus viejas expectativas y actitudes, parecen creerse acreedores del mundo y de su entorno, como si les debiéramos agradecer el privilegio de su presencia. A medida que amarillean los recortes de prensa que aún guardan, degeneran en marujas despectivas de cuanto hay fuera de su cada vez más pequeño círculo.


Conspiran su glorioso retorno internamente con los restos de su séquito. Asumen ser propietarios de la marca del grupo que se definió en juventud, los viejos lideres, aquellos que a temprana edad rozaron la gloria lo suficiente para alimentar su ego durante lustros, la natural aristrocacia, los nacidos con el gen de Camelot para ser servidos, se aferran a marcos y lenguajes pasados, mantienen las actitudes del otrora glorioso Chip .

El antiguo encanto de joven promesa “pass you by in the wink of a young girl's eye” y se pudre en sibilinos delirios, cronificando los restos del carisma en sutiles manipuladores tóxicos que en privado finamente abusan y enfrentan ciegas lealtades de juventud, bajo el manto de la confianza individual siembran, aprueban y refuerzan las condescendientes opiniones interesadas, dejando que sean otros quienes las muestren, manteniendo la cercania personal con el conjunto al que exige lealtad congénita; o ellos o la nada. Ahora ya mayores, cuando sus expectativas suenan a delirio evidencian la vacuidad de lo que siempre fue por y para being it.

Hace ya tiempo que barrunto un texto sobre la predisposición a la fascinación que en la adolescencia de personas e instituciones tenemos frente aquellos que parecen formar un código propio, incluso fundacional. Cuando todavía todo está por hacer en nuestro pequeño mundo y ser cool y parecer coherente y con futuro, por vacuo que sea, es todo lo que hay. Lo quiero llamar the power of coolness.

Ya está bien de hablar de los glory days del partido, ya está bien de personajes destructivos por las expectativas de juventud frustradas, y ya está bien de pensar que ser cool es una buena estrategia en un electorado adulto. La política no es sobre los candidatos es sobre los electores. No es sobre el pasado, es sobre presente y el futuro. Lo que antes atraía y funcionaba ahora está vacío "and leaves you with nothing mister, but boring histories of glory days"

Lluís C. Perix







(1) Wais no creo que esté en la RAE, y supongo que es diptongo sin tilde en castellano y catalán, no es que importe, aunque hoy cambie de sentido le tengo el aprecio de los recuerdos propios, de cuando yo también le daba sentido y cegaba y manipulaba mis confianzas y lealtades.